La ópera de Poulenc en versión de la directora de escena bilbaína se despide dejando críticas como éstas tras pasar en 2019 por los escenarios del teatro Arriaga y el Teatre el Musical.

EL CORREO
«Desde ese punto teatral, el trabajo realizado por Paula Mendoza resultó sobresaliente. Su concentración en el rol, sus desinhibidos movimientos, sus llantos y sollozos completaron un papel complicado y cargado de responsabilidad escénica. En este sentido intervino la dirección escénica de Marta Eguilior, quien plasmó la desesperación amorosa alrededor de una cabina telefónica, poniendo de relieve una atractiva sensualidad de la actriz-cantante».
LEVANTE
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«Marta Eguilior nos traslada a una calle en la que reposan dos simples objetos: por un lado, la mencionada cabina de teléfono, ese recipiente que hay que explicar a los más jóvenes para qué servía y sobre ella, una luz, que se enciende al sonar la llamada, como si la misma llamada iluminara la vida de la mujer sin nombre. Con la cabina, una maleta en la que está contenida su vida. Ella es una mujer tirada en el suelo desde mucho antes de comenzar la función, ensamblada con el escenario, ignorada por un público en penumbra.
Y los elementos, convertidos en símbolos: el teléfono, con el que incluso puedes buscar tu última satisfacción sexual; o la maleta, que contiene el perro muerto que, como ella, ni comía desde que él no está. Al final, la vida de esa mujer se ha reducido a una maleta y un teléfono simplemente porque él no está. Y en todas estas situaciones Paula Mendoza supo responder a las exigencias de la dirección de escena con máxima credibilidad».
«A mí la velada me puso la carne de gallina, lo reconozco, aunque también es cierto que nunca he pretendido ser imparcial con Poulenc y no es cuestión de empezar ahora, la misma semana en la que habrá que dar un nuevo paso por esas mujeres que rodean sus relaciones afectivas con un interminable cable».
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